El esfuerzo se ha desvanecido...
Es arena dorada entre los
dedos de un suspiro
La ternura me besa en el oído...
Abro las manos y noto el crujido
con el que alguna vez sofoqué un trinido
Colores sin nombre se elevan montando
la corriente del sonido navegando cremosa y elegantemente sobre el
olvido
Ser timonel de este navío requiere
evitar romper las falanges del destino
... Respirar largo y profundo por las
montañas inconclusas de este rumbo.