martes, 23 de mayo de 2017

Goonies 3.1416


Hoy llevé a mi perrito al parque. Vi muchos niños en patines,patinetas, en las resbaladillas y así.
Pero me llamó mucho la atención un grupo de jovencitos calculo entre los 10 y 12 años. Eran toda una bandita. Sana.

Me recordaron épocas de mi infancia cuando me juntaba con los vecinos de la colonia calesa.
Éramos como 6 preadolescentes (4 hombres y 2 mujeres)
Nos encantaba ir al río. En la cortina mis amigos andaban en sus bicicletas, luego nos íbamos a jugar a un depósito de agua que está (aún) en el cerro.

Abríamos la compuerta, bajabamos las escaleras y jugábamos tochito en el agua.
Alguna vez fuimos a enterrar en el cerro al halcón de un amigo.

Otras veces, amarrábamos cuerdas (de esas de mecate grueso) a la parte alta del cerro y luego hacíamos rapell. Recuerdo que en una de esas ocasiones me resbalé y me quedé colgada a medio cerro. Afortunadamente un amigo me “cachó” y no pasó a mayores.

También nos encantaba ir caminando por las vías del tren hasta la cañada, ir a los socabones, meternos a las cuevas y explorar.

Alguna vez de regreso, ya cansados de tanto caminar nos trepábamos al tren, que no iba tan rápido y nos hechaba “rite” hasta Calesa....la bajada era lo bueno;nos aventábamos unos brincotes y caíamos a un lado de las vías.

Hoy ya de regreso del parque,caminando con mi perrito (fiel y latoso compañero) me sentí extraña,lejana de las personas que veía en la calle...y extrañé. Si,extrañé esos tiempos maravillosos donde no importaba si eras hombre o mujer, ni los vicios, ni el sexo, ni nada.

Todo se resumía a convivir, explorar, descubrir y compartir lo emocionante de la vida.

Ahora los tiempos (nuestros tiempos) han cambiado, pero dentro de mi (muy dentro de mi) sigo siendo ese humano sin complejos, ni preocupaciones, emocionada por todos y cada uno de los días.



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