lunes, 14 de julio de 2014

Había una vez una amiga que también conoció a un ex-marine.

Palabras de una querida amiga, que conoció a alguien, que también conocí.

En una guerra como tantas.

"Paremos Todas las Guerras.
Le duele el alma y el cuerpo al ex-marín que no sabía que matar lo mataría en vida. Vive sin sueños, vive con sueño por no poder pegar un ojo, por la bala que le quedó para siempre en la rodilla, por las quemaduras y los injertos de piel, por tener un curriculun impresentable, "Si tuviera el valor me mataría" Confiesa."

"NOOOOOOOOOO a las guerras en el mundo. 
He conocido a un migrante ex-marín que combatió en la guerra contra Siria, él lo sabe, yo lo se, ahí no gana nadie, todos pierden, pierde la tierra y unos y otros sufren de insomnio y dolor físico. La felicidad se retira de sus vidas, viven huyendo de todos lados y sin un peso en la bolsa. No seamos cómplices, paremoslas todas las guerras. 
Paremos a Israel, no solo sufren los palestinos, sufrirán también sus hijos y de por vida!"


domingo, 13 de julio de 2014

Hace milenios, mi familia materna tenía una casa cerca de los arcos queretanos.

Era una casa  “comunal” de los abuelos, los padres, los tíos, los primos, los amigos.
Muy grande, y ahí andábamos todos siempre, todos los días.

Una casa muy “especial”:

Te escondían cosas, tocaban por dentro los closets, rasguñaban los vidrios, se abrían y cerraban las llaves de la regadera, se escuchaban voces.

A todos nos pasó.

Incluyendo a tías mega-católicas, niños, adultos, amigos etc etc.

En mi experiencia particular, iba saliendo de la escuela de monjas y fuimos a “la casa de jardines” (como le decíamos y le seguimos diciendo) una amiga y yo.

Entramos, estaba toda vacía y escuchamos al perro “catarrín” ladrar fuertemente afuera del cuarto de un primo.

Se escuchaban risas, voces y pensamos que estaba mi primo con sus amigos, pero aún así teníamos miedito.

Tomamos un envase de refresco yo y uno de caguama mi amiga y pegadas a la pared nos acercamos al cuarto (como si de verdad eso sirviera para algo) (teníamos como 10 u 11 años)

Abrimos la puerta del cuarto y naaada….no había nadie ni nada.
…patas pa´ qué las quiero…

Bajamos corriendo y fuuuummm a la calle.

Y así siempre siempre todos contábamos lo que nos pasaba.

Y suficiente.

A exorcizar la casa.

Llegó un sacerdote guapiiiisimo: blanco, ojos azules, cabello negro y empezó a hacer todo el rito…y ahí vamos todos de chismosos atrás de él escuchando los rezos, el agua bendita etc etc.

Pero no cambió nada.

Regresó, volvió a hacer el rito y … NADA.

Todo igual.

Con los años se vendió la casa, se remodeló, pero todo siguió igual.

Dicen que había dinero enterrado. Dicen muchas cosas.

La familia y yo recordamos esa casa con mucho cariño, muchas historias, mucha convivencia, muchas aventuras.

Los mitos a veces solo son eso: mitos.

Aunque los hayas vivido.




sábado, 12 de julio de 2014

S.O.S

S.O.S

El hombre es bueno por naturaleza hasta que empieza la guerra.

Algunos la viven a partir de videojuegos, otros por las noticias, otros  a través de la diplomacia.

Algunos la sufren por nacer, crecer y vivir en zonas de conflicto.

Hay otros que son las armas humanas, la carne de cañón, los que siguen órdenes, los que se enfrentan cara a cara con la muerte y la violencia…todos los días….toda su vida.

Para algunos son héroes de guerra, para otros…el enemigo.

Pero son humanos, como tú, como yo, como los que fueron y como los que vendrán.

Y están destrozados.

Su psique solo responde al instinto de supervivencia, no porque lo deseen así.

Así fueron entrenados.

Así tuvieron que vivir para ver el sol, la arena, el mar, los edificios rotos una vez mas.

¿Y qué pasa cuando termina la guerra? ¿Qué pasa cuando regresa la “calma”?

NO HAY CALMA

Algunos se vuelven alcohólicos, otros ladrones, otros tienen la fortuna de reinsertarse a la sociedad siendo medianamente funcionales.

Quieren amar y ser amados…pero ya no saben cómo.

La sombra de la muerte, del “tu madre es mi puta, tu hermana es mi puta, tu hija es mi puta, TU eres mi puta los persigue por siempre.”

Y tienen miedo.

Regresan a un mundo que ya no es el suyo. Siempre ven moros con tranchete. Siempre a la defensiva. 

Siempre la huida, siempre las pesadillas, siempre por siempre.

La realidad de un mundo en paz o mediana tranquilidad está torcida.

Distorsionada

Y no hay nadie que los entienda.

Los recuerdos de cargar decenas de féretros de queridos amigos caídos en combate, la bandera ondeando, los cañones sonando, la marcha fúnebre con gaitas.

Las bombas, los niños muertos, las mujeres violadas, el hambre, la pobreza, la ONU,las armas químicas, los roces de bala, los cascos, las drogas, el diferente, el estres postraumático, la pensión al llegar a los 65 años.

 Bosnia, Irak, Irán,Kuwait,Hawaii,Cuba…en el fondo es lo mismo.

Gente que muere, familias destrozadas, el petróleo, la religión, el yo tengo la razón.

 El no hay esperanza.



miércoles, 2 de julio de 2014

Escuela,lluvia,frasco,niña,gris.

Espacio en el que se desenvuelve el sueño:

Mezcla de escuelas primaria (escuela de monjas/privada), preparatoria (escuela mixta privada), Universidad (pública)

Estoy en la escuela como adulta, no me veo, pero soy una alumna, estoy jugando con niñas desde los 3 o 4 años, con adolescentes, cuando juego con las niñas yo también soy una niña, cuando juego con adolecentes, yo también soy una adolescente.

Corremos, subimos, bajamos, gritamos, nos escondemos.

En determinado momento hay sensación de miedo y enojo, yo siento el miedo y el enojo por parte de una niña rubia hacia mí.

Todo es confuso

De repente como adulta, entre la confusión, veo a una niña pequeña de unos 4 años, uniforme, cabello lacio, oscuro, brilloso, ojos muy expresivos, le pregunto ¿estás bien?

La niña me mira con un poco de rencor y comienza a alejarse pero me sigue mirando

Le pregunto: ¿Quieres que les diga algo?

Me contesta: NO, diles que estaré bien, ya me voy.

Hay baños grandes muy grandes, hay lluvia, agua…

Estamos buscando algo que está enterrado, cavamos con desesperación. Somos una combinación de niñas de diferentes edades al mismo tiempo y hablamos al mismo tiempo.

Encontramos un frasco de vidrio, todas lo empezamos a limpiar en el lavamanos, las niñas dicen que ya está limpio, yo les digo que no, que aún falta.

 Lo tomo (soy adulta) y le quito el lodo que quedaba (las niñas se callan y se quedan quietas):

Hay una historia tallada en el frasco, como cuando tallas con una piedra sobre una pared.

Es la historia de una niña rubia, es una historia trágica que pasó desde 1835 y se viene repitiendo hasta llegar a mí.

Abro el frasco y suena como cuando abres un gerber, sale humo gris, siento que se quita la presión de mi pecho.

Hay todavía una sensación de miedo, de algo desconocido, estoy como adulta preocupada de cómo dejaré a esas niñas, de cómo se sienten.

Sé que tengo que irme, me acompañan muchas niñas y adolescentes para despedirme, la niña de 4 años me dice “Quédate conmigo” le contesto firmemente NO, tengo que irme. Me mira con la cara de un perrito regañado.

Acaricio su cabello, se siente un poco mejor.

La niña de 4 años que me miraba con desprecio se empieza a convertir en una adolescente,  trae su uniforme, me sonríe con una sonrisa que muestra todos sus blancos dientes, se despide de mí diciendo adiós con la mano.

Está contenta, me dice que estará bien, yo me siento satisfecha de que esté contenta.


 Me despierto, noto mi cuerpo completamente tenso, sin poderlo mover, lloro, me calmo y escribo.